El agua siempre ha sido un elemento de valor que ha marcado a la Villa Termal de Vega de Tirados. Su ubicación, que da origen a su nombre, se debe en parte a su relación directa con la Rivera de La Valmuza que, en su largo recorrido fluvial, constituye verdaderas “vegas” y laderas onduladas en todo su entorno. Pero no solo eso. La Villa Termal de Vega de Tirados tiene el privilegio de tener dentro de su territorio uno de sus enclaves más preciados, el Balneario de Ledesma.
Los orígenes del Balneario de Ledesma se pierden en el tiempo y en la historia. Ya desde la época de Hispania, los Baños de Ledesma eran conocidos por sus aguas termales, las cuales manan a través de infinitos cauces subterráneos, filtrándose entre las rocas a lo largo de los años hasta cargarse de valiosísimas propiedades minerales extraordinarias para la salud.
Gracias a ello, estas aguas privilegiadas ya fueron recomendadas, entre otros personajes ilustres, por don Fernán Álvarez de la Reina, médico de los Reyes Católicos e Hipólito Rodríguez Pinilla, padre de la primera Cátedra sobre Hidrología Médica en España, pasando también por Diego Torres de Villarroel o por Miguel de Unamuno, de la Universidad de Salamanca. En 1886, el Reino de España las catalogó como Aguas de Interés Mineromedicinal, por sus probadas virtudes en el tratamiento y prevención de enfermedades del aparato respiratorio, locomotor, así como de afecciones neurológicas y dermatológicas. En 1934 fue declarado Monumento Histórico Artístico.
El Balneario de Ledesma es propiedad municipal de Vega de Tirados y está gestionado por El Montepío y Mutualidad de la Minería Asturiana, entidad de previsión social, sin ánimo de lucro. Su hotel balneario tiene capacidad para 634 personas, con 280 habitaciones y categoría *** estrellas.